miércoles, 9 de marzo de 2016

Unas palabras

"Padre río, tus escamas de oro vivo
son la fiebre que me lleva más allá.
Voy detrás de tu horizonte fugitivo
y la sangre con el agua se me va ...

Banda, banda; sol y luna; cielo y agua:
espejismo que no acaba de pasar.
Piel de barro, fabulosa lampalagua:
me devora la pasión de navegar..."
                                                           Los Fronterizos. Canción del Jangadero. 

Paso de Corpus, Provincia de Misiones
           Unas Palabras
               Después de esto te encontrarás con una crónica de varios meses de locura y sueños. Y dentro de ellos, específicamente, cuarenta y cuatro días de travesía por el río más grande de nuestro país.
Es probable que el tedio que vencimos a lo largo de tan largas jornadas en la soledad del litoral reclame su lugar en varios pasajes de la lectura de este texto. Habiendo repasado lo escrito creo que son pocos los párrafos que podrían tener algún mérito literario. Pero qué va... terminar esta crónica es literalmente terminar el viaje. Un viaje que empezó hace años ó décadas en las semillas de la infancia, que permaneció latente y que como vaga idea creció lentamente bajo el   cascarón de mis miedos y desconfianzas. Fueron las valiosas personas que me rodearon en el último tiempo –especialmente Laura y Enrique- quienes me dieron el espaldarazo para decidir llevar a cabo una gran aventura. A veces con solo una mirada o una palabra.
Bohemia, solidaridad, pasatismo, planificación y sacrificio, todo se ha mezclado en la superficie de un río majestuoso habiendo emergido de profundos sitios de sombra personal.
De aquella aventura que comenzó en julio de 2013 y termina en estas palabras ya nadie queda. Ni siquiera yo. Porque la transformación de lo vivido nos ha convertido en otros.    

Agradecimientos
A la Prefectura Naval Argentina en pleno, y en especial a los destacamentos de Puerto Libertad, Montecarlo, Oasis, San Ignacio y Candelaria (Misiones), Itá Ibaté, Puerto Corazón, Goya, Esquina (Corrientes), La Paz (Entre Rios). Y a los efectivos de Papa Yankee (Prefectura Yahapé, Corrientes), que estuvieron para darnos una mano cuando los necesitamos. 
A toda la familia Mayerhofer, de Iguazú, Misiones.  A Carolina Libutzki y Daniel, de Colonia Wanda (Misiones); Al Club Náutico Eldorado.  A Nestor Heim y su familia, de Puerto Rico, Misiones. Al Dr. Luis Daniel Flores, de Posadas, quien transportó nuestros kayaks hacia Corrientes. A Diego Chamorro y familia (Itá Ibaté, Corrientes).  Al Colo Nicolás Waisblatt, (Paso de la Patria, Corrientes). Al Club Regatas de Corrientes (CRC) y su equipo de remo; a Alejandro Chita Karlen (Bella Vista Corrientes), Capitán del Araucano, por sus anécdotas y generosidad. A Pablo Bethular, Vivi y familia (Goya, Corrientes), quienes nos recibieron cálidamente en su ciudad; a Juan Carlos Pipi Peña;  a Juan y Francisca, los increíbles puesteros de Km. 885 del Río Paraná; a los anónimos capitanes de los buques Olimpo, Independiente, y los balizadores Boyero y 562. Al Capitán Guillermo Nelson Tarapow, del Don Kasbergen. A todo el equipo de la  Posta del Surubí (La Paz, Entre Ríos). Al Club Náutico Azopardo, especialmente a Norberto Patón Luna, y a Chiquito Torres.A Aldo y Maria Inés, quienes nos alojaron y nos dieron de comer en Villa Urquiza, Entre Ríos. Al Club de Canotaje Reserva Natural de Granadero Baigorria (Santa Fe). Al Arroyo Seco Rowing Club (Santa Fe); a los Clubes Náuticos de Ramallo y San Pedro. A todo el personal de Arenera Spósito de Baradero, en especial a Eduardo Spósito, capitán del Doña Filomena, a Javier y el Chato. Al Camping Las Tejas de Zárate, y su dueño, Bernardo. A Verónica Franco y Claudio Palacios. Al Club de Remo y Náutico Belén de Escobar, en especial a Pablo Guzmán.  A Miguel Quiña y los muchachos del Club Yapú Guazú, de Chaco, con quienes no pudimos encontrarnos.  A Esteban Yardin, de Wanda.  A los amigos, familias, pescadores y anónimos, quienes nos dieron su aliento, sus charlas y comieron y matearon con nosotros. A Gustavo Feldman y su esposa Mariana, de MG Kayaks, quienes construyeron las embarcaciones con las que cabalgamos el río a lo largo de 1700 km. A Daniel el Dandy Reyna, quien me alentó a hacer este viaje, y partió inesperadamente poco después. 

A ese Ser que suponemos que existe en algún lado y dispone de los vientos, las tormentas y el destino de los que nos aventuramos creyendo que sobrevivir y llegar a salvo a las costas depende de nosotros mismos.


No hay comentarios:

Publicar un comentario