Otra vez en Buenos Aires. La fecha de la partida a
Misiones se acercaba. Yo intensificaba los preparativos y relegaba las
cuestiones laborales. Kike, por su parte, se ocupaba de reunir parte del equipamiento
aunque él sí era absorbido por su trabajo y no tenía demasiado margen. Incluso por esta
razón pasábamos sin hablar del viaje durante varios días.
Me pasaba buena parte del tiempo en Villa Adelina
embalando cajas con juguetes y ropa para llevar a las escuelas de Puerto
Libertad, y por las tardes, cuando me dedicaba a estudiar los mapas del Río
Paraná, empezaba a preguntarme seriamente si estábamos capacitados. Entonces
una novedad trascendental llegó a mi mesa de trabajo.
Una mañana, mientras hacía cuentas, me escribe por Facebook una tal Milva Azanza, que decía ser kayakista de Santa
Fe, y que me comentaba que el
mismo día de nuestra partida (28 de diciembre) ella y su amigo (Lisandro Silberstein) también se lanzarían aguas abajo desde Iguazú con destino a Santa Fe. Una gran casualidad. Era una novedad muy importante, y había que considerarla.
21 de diciembre
Lau le pinta las uñitas a Vale. Mientras estoy
escribiendo esto y escuchando un compilado de temas de Riff. Aquí hace calor
("calor envolvente" como dice Laura), pero siempre será mejor que en
Buenos Aires.
Todos estos días fueron de febriles preparativos. Pero
los últimos dos fueron aún más intensos.
Fue así por la cuestión de la elección de los botes, uno de los varios
temas que no manejamos bien y que como consecuencia se extendió hasta último
momento. Lo resolvimos gracias a la colaboración de Gustavo Feldman de MG
Kayaks, que se quedó en su taller hasta el jueves a las 10 de la noche,
customizando -qué palabra horrible... pero la usa Kike- los kayaks.
El viernes a la mañana embalamos los botes en el taller
de MG en Florida y los cargamos en la camioneta junto con las mochilas y
algunas cajas de donaciones. A contrarreloj despachamos todo en una caótica
terminal de Retiro ante la curiosa mirada de los pasajeros que despertaban el
tamaño y la llamativa formas de las encomiendas, es decir, dos paquetes de
forma aguzada de unos 5 metros de largo cada uno.
De allí fuimos hasta Aeroparque contemplando el Río de la
Plata, con su agua embravecida y chocolatosa, y con un sinfín de olas espumosas
azuzadas por el viento cálido que también despejaba el cielo. En el Aeroparque
las demoras eran considerables, por un paro de controladores. No fue tan grave:
nuestro vuelo se demoró solamente 70 minutos.
Ya en vuelo, nos tocó sentarnos al lado de un sacerdote
que se veía muy abocado a algún texto que estaba pergeñando en su computadora,
y por la ventanilla contemplé desde la altura aisladas tormentas tubulares,
cortinas de lluvia, ríos retorcidos, pueblos en forma de mancha, y finalmente
la selva, coronada por un arcoíris. Al llegar a Iguazú, el asfalto mojado daba
cuenta de evidentes chaparrones y presencia de selva”
(Anotación de viaje)
22 de diciembre
En el casco de Puerto Iguazú –a unos pocos kilómetros del
aeropuerto-no llueve desde hace largos días. La particular tierra colorada se
resquebraja rápidamente cuando esto sucede.
Hoy caminamos junto a Laura hasta el tranquilo
destacamento de Prefectura Iguazú en la Avenida Tres Fronteras. Allí fuimos
bien recibidos por todo el personal, y se nos puso al tanto de algunos recaudos
que tendremos que tomar. El río está en su altura media, 14 metros, y el clima,
en términos generales, es bueno.
En el Destacamento Iguazú de Prefectura Naval Argentina.
A las 5 de la tarde fuimos a Puerto Libertad. El cielo se
pone oscuro y una tormenta pasajera sacude la selva mientras viajamos por la
ruta en el micro. Llueve como en las películas: copiosamente y con sol.
En Libertad tenemos nuestra base para finalizar el
trabajo con las donaciones de la Travesía Solidaria. Estuvimos esperando que
llegaran las 70 cajas con donaciones desde Colonia Wanda, para guardarlas en el
salón de "Regionales Irma", el negocio (ya cerrado) de la mamá de
Laura, dedicado a la venta de artesanías y de piedra semipreciosa.
Anochece en este pueblo tan particular que es Libertad.
Pintoresco, arbolado, quieto y siempre igual a sí mismo. Con fama de plaza de
cuchilleros y personajes de aspecto malentrazado, un poco a resultas de que
Libertad ha sido (y cada tanto es) una reconocida puerta para el tráfico de
drogas.
Brotan las estrellas sobre el cielo y espero sentado en
un cordón al costado de la Ruta 12. A mis espaldas el abanico amarillo de la
Shell es un faro entre un melancólico mar de pinos, sombras y caseríos bajos.
Devaneo sobre esta locura que es la Travesía Solidaria... de por qué y para
qué... es que tengo buenas sensaciones y pocas certezas de hacia dónde voy. Por
momentos experimento una sensación de gran libertad, de permisos antes vedados,
pero que a veces huelen a anarquía y sinsentido.
Ahora, mientras escribo, estoy escuchando a León Gieco,
que le cuenta a Lalo Mir: "Mi
expectativa era preparar algo para Buenos Aires, componer un disco, hacerme
famoso, ganar dinero y volver a mi pueblo para comprar una verdulería. Ya grabé
42 discos y compuse 300 canciones... y todavía no la compré".
Tal vez eso es una respuesta para mí.
Llegó al final la
F-100 de Daniel y la maestra Carolina. Bajamos las cajas y las acopiamos en
Regionales Irma. Nos pusimos un poco al día, y pactamos que el lunes 23
repartiríamos las cosas entre los chicos. Cerramos las puertas y entramos al
boulevard de Puerto Libertad. Cenamos en un bar, extremadamente luminoso y poco
ambientado, pero así son las cosas aquí. Un músico cantó canciones de Fabio,
los Pasteles Verdes y boleros de Los Iracundos, ante la indiferencia de los
comensales. Al volver, descubrimos que no había luz. Así que tiramos una manta
en el piso del local y dormimos entre las cajas de donaciones. Una buena manera
de montar guardia”
(Anotación de viaje)
25 de diciembre
Faltan tres días para iniciar el viaje, y la espera se produce en el marco de
una de las olas de calor más intensas de las últimas décadas, y que se ha
instalado indolentemente sobre todo el territorio de la Argentina. Iguazú no
escapa a esta situación. No hemos salido de la casa durante el día y recién por
la tarde noche osamos pasear por la Costanera, donde cientos de
familias toman tereré y han sacado a sus chicos a disfrutar de los regalos
navideños.
Anoche, después de la cena y el brindis, Laura y yo dormimos
en el balcón de la casa de la calle Marta Schwartz, apoltronados sobre mantas,
esperando algo de brisa. Hoy afortunadamente el día está parcialmente nublado,
lo que nos da un somero alivio.
Kike ya ha llegado a Iguazú vía bus y se alojó en un
hotel a pocas cuadras con su novia, María Luján. Milva y Lisandro han montado
campamento en un camping sobre las barrancas del Río Paraná, y nos
encontraremos con ellos el mismo día de la partida, sobre el río. Río, que a
pesar de estar en su altura media -según la Prefectura- los lugareños de Puerto
Libertad afirman que está bajo. En cualquier caso tendremos que tener cuidado
con nuestra navegación y soportar los 38 grados que se esperan Misiones para el
domingo.
Por otro lado nos enteramos que en Rosario ha habido un
ataque de palometas a 40 bañistas por las temperaturas del río. Estoy embotado
y agobiado. Aún sin los botes, que están en el depósito), sigo esperando dar
inicio a los preparativos y sentarme con
mi compañero a definir "cuestiones operativas".
(Anotación de viaje)
27 de diciembre
“Son
las 9 de la noche. Hoy el cielo ha realizado un trabajo más laborioso que dias
anteriores y desplegó lentamente una maraña de nubes circunspectas que muestran
intenciones de permanecer. Detrás de ellos parece ser que vienen fuertes
tormentas que prometen durar varios días. A
la "misionera".
Esto
me preocupa porque tal vez nos retrase la navegación e inclusive la salida del
día de mañana, pero forma parte del juego.
En
Puerto Libertad, el 24 por la tarde, los chicos de la escuela recibieron sus
regalos de Navidad, cerrando el circulo de esta lindo trabajo que fue colaborar
con las escuelitas misioneras.
Hoy
recabamos las bengalas (Kike tuvo que viajar a Eldorado a conseguirlas),
pastillas potabilizadoras, comida y agua, y empezamos la estiba de los botes
(en realidad es un ensayo para mañana). Tenemos el visto bueno de la Prefectura
y esperamos tormentas fuertes para esta noche y la madrugada, además de lluvia
durante varios días continuados. Si todo sale según lo previsto (cosa poco
frecuente) estaremos navegando unos 52 kilometros hasta el Destacamento PNA de
Puerto Libertad donde haremos noche, como primera etapa de la expedición.
Vecinos y pequeños curiosos vienen a examinar las embarcaciones
Ya
somos 4 kayaks, dado que nos unimos con el team "Santa Fe", integrado
por Lisandro Silbesrtein y Milva Azanza. Iguazú hoy es está tórrida, pero
nos está despidiendo bien. Esperamos partir mañana”
(Facebook, 27/12/2013).
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